'Padre, ¿puedo pedirle un favor?' -'Por supuesto. ¿Que puedo hacer por ti?'
-'Bueno, compre una secadora de pelo electrónica muy cara para regalar a mi madre en su cumpleaños, la cual aun esta en su caja, sellada, y su precio esta muy por encima de lo que puedo declarar en la Aduana , y temo que me la confisquen.
¿Hay alguna manera de que usted pueda pasarla por la Aduana por mi? ¿Bajo su sotana tal vez?'
-'Me encantaría ayudarte, querida, pero debo advertirle ¡No mentiré!' -'Con su honesta cara, Padre, nadie dudara de usted.'
- Cuando llegaron a la Aduana , ella permitió que el cura se adelantara a ella.
- El oficial pregunto, 'Padre, ¿tiene algo que declarar?' -'Desde el tope de mi cabeza hasta mi cintura, nada tengo que declarar.'
- El oficial pensó que era una respuesta extraña, así es que pregunto, '¿Y que tiene usted que declarar de la cintura al piso?'
-'Tengo un maravilloso instrumento designado para ser usado por una mujer, pero el cual, hasta la fecha, no ha sido usado.'
- Muriéndose de la risa, el oficial dijo, 'Adelante, Padre. El próximo!'
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Este era un señor que se cruzaba todas las mañanas cuando iba a trabajar con otro que le decía:
- ¡Adiós, cornudo! y así un día tras otro; al cabo de un mes el hombre le dice a su mujer cuando están en la cama:
- ¡Oye, cariño!, ¿sabes que todas las mañanas, cuando voy al trabajo, un hombre que se cruza siempre conmigo me dice "adiós, cornudo"?
La mujer, tras un momento inicial de alarma y sorpresa, le dice: - No hagas caso a esa jugada, ¡son rumores, son rumores!
El hombre se queda tranquilo y satisfecho con la respuesta, incluso tarareándola por lo bajito a ritmo de salsa.
Al día siguiente, se vuelve a cruzar con el otro, que le dice:
- Cornudo, ¡y encima chismoso!
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Otro cornudo
Están hablando dos obreros en su rato de descanso:- ¡Oye!, ¿tú sabes quién era Pablo Neruda?- Pues no, no lo sé.
- ¡Ay, compadre, deberías hacer como yo, e ir a la escuela nocturna!
Al día siguiente, otra vez lo mismo.- ¿Sabes quién es Stephen Hawking?- No tengo ni la menor idea.
- ¡Mira que eres burro!, deberías ir a la escuela nocturna....y al día siguiente, otra vez más de lo mismo.
- ¿Sabrías decir quién era Alejandro Magno?- No, no te lo puedo decir porque no lo sé.- ¡Amigo mío, cuánta falta te haría ir a la escuela nocturna!
Al otro día, nuestro sabihondo le pilla a su compañero un poco cabreado.
Esta vez, él es quien se adelanta a preguntar:
- Dime, ¿sabes quién es Antonio Gómez?
- ¡Ahí sí que me has pillado!, es la primera vez que oigo nombrarlo.
- Pues es el tío que se acuesta con tu mujer mientras tú estás en la escuela nocturna.
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